LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, LA TELEBASURA Y SUS “DEFENSORES”
LA TELEBASURA, LA ESTUPIDEZ Y LA TIRANÍA DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
"La televisión –lo reafirmo– es una tiranía; igual que la guillotina, sirve para cortar cabezas. Es contagiosa, adictiva, limitante… sin retorno. A fin de cuentas, solo sirve para seguir embruteciendo a la ciudadanía y para engordar las billeteras de los dueños del canal y del equipo de producción a costa de las víctimas y de los ciudadanos".
Los medios de comunicación son poderosos instrumentos de información, entretenimiento, aculturamiento, manipulación, enajenación y embrutecimiento. Son estas algunas de las funciones que ejercen en todos los rincones del mundo. Si tuviésemos que resumirlo en pocas palabras, diríamos que es un instrumento de orden mental, es decir, se utiliza para lavar el cerebro de los televidentes. Según la Ley de Radio y Televisión, los medios de comunicación tienen por finalidad brindar información, conocimiento, cultura, educación y entretenimiento, en un marco de respeto de los deberes y derechos fundamentales, así como de promoción de los valores humanos y de la identidad nacional. ¿Cuáles de estos fines persiguen diariamente la prensa concentrada y la telebasura?, ¿qué es la telebasura y por qué no debiera llegar a nuestros hogares? Reflexionemos y actuemos como ciudadanos con conciencia colectiva.
La telebaura es una realidad que se ha instalado en nuestros hogares, está entre nosotros y… es basura pura y dura. La podemos definir como una forma de hacer televisión caracterizada por el morbo, el sensacionalismo, el escándalo público, la exposición de la vida privada de ciertos personajes, cuyos talentos máximos son su estupidez, su “cara bonita” y su falta de dignidad y pudor; y –en el peor de los casos— la exposición de la vida privada de ciertas personas –también de la farándula— que resultan ser sus ocasionales o asiduas víctimas involuntarias.
Llámase también telebasura a todo espacio televisivo en el que se prioriza el enfrentamiento personal, lo grotesco, lo vulgar, lo chabacano, el insulto, las peleas públicas, la denigración de quienes participan en el programa, la agresión y la violación de la intimidad de las personas… todo esto con un único objetivo: obtener audiencia, solo eso. ¿Para qué y con qué objetivos? Con la única finalidad de ganar dinero, ni más ni menos.
La televisión basura no sirve. Denigra, enbrutece, estupidiza, e diotiza… es tóxica, es una droga. Es contagiosa. Es peligrosa… Si hay alguien que está leyendo esto que escribo y cree que miento o que exagero o que soy intolerante, debe preguntarse y responderse ¿qué hay de bueno, divertido y educativo en saber qué jugador "conquistó" a qué vedette el último fin de semana, qué galán de “choliwood” salió de qué discoteca con qué modelo de turno, qué personaje de la farándula le quitó el marido a qué esposa despechada o qué protagonista (actriz, bailarina, vedette, modelo) de qué programa basura se besó con qué compañero del programa?, ¿qué hay de bueno, divertido y educativo en mostrar el cuerpo semidesnudo, las curvas, los senos al aire, el culo sobreexpuesto en horario de protección al menor?
A causa de la telebasura, los niños y jóvenes del Perú pasan horas de horas pegados al televisor... En lugar de educarse, leer, criticar, reflexionar sobre los problemas sociales del país, sobre la corrupción, el caos o -simplemente- en lugar de entretenerse de manera constructiva. ¿Qué hay de bueno, divertido y educativo en cada uno de esos programas de chisme, de farándula, de la vida íntima de las coristas de tal o cual agrupación musical?, ¿qué hay de bueno en saber lo que dijo o lo que no dijo una vedette a otra vedette?
No hay nada de bueno y en esto hay que ser irreductibles: solo hay náusea y vómito. Solo sirve para envilecer a la sociedad, para seguir perdiendo los valores, para seguir embruteciendo a ciertas masas acéfalas. Los únicos beneficiados son esos políticos corruptos y mediocres que seguirán asumiendo el gobierno y esas empresas televisivas que tienen una visión únicamente mercantilista y consumista del capital y jamás se han planteado —en casi doscientos años de vida republicana— una visión, un proyecto de nación y de Estado. A este paso, seguiremos siendo esa republiqueta que siempre hemos sido. Seguiremos inflando nuestros pechos al enorgullecernos de la Inca Kola, el seviche, nuestros “bellos” paisajes, nuestra gastronomía… Y de educación, cultura, democracia, identidad, dignidad, conciencia cívica, libertad… NADA.
La telebasura tiene a su teleaudiencia, ¡qué duda cabe! Y… entre ellos tiene a sus “defensores”. Los argumentos que estos esgrimen son tan tristes como ellos mismos, y -en el peor de los casos- no son argumentos, sino una que otra rebuznada, una falacia o algo muy parecido a ello. Por ejemplo, una señorita aspirante a filósofa –Araceli Pinto (busquen en la web: "Mi derecho a ver Esto es Guerra" (sic.), en Diario Altavoz)– nos suelta esta falacia: "Los programas existen porque hay gente que los quiere ver y no a la inversa".
Nos preguntamos quién quiere ver telebasura. ¡¿Los productores de la telebasura habrán hecho un estudio, una consulta, un “referéndum” a los televidentes sobre lo que quieren ver!? Jamás, de ninguna manera. Lo que sí hicieron fue realizar una mercadotecnia o “marketing”, es decir, un conjunto de principios y prácticas que buscan el aumento del comercio, especialmente de la demanda, para ganar más dinero. Hicieron un estudio de los procedimientos y recursos tendentes a este fin. Esto es: "a ver, qué podemos producir que le "guste” a la gente, que entretenga y que sea masiva". La respuesta es obvia: basura; esto es, morbo, estupidez, chacota (mujeres calatas, amoríos e infidelidades fabricados, peleas fabricadas, polvos comprados, etc.).
Decir aquello que cito arriba es tan absurdo como decir que las drogas existen porque la gente quiere drogas para divertirse. La droga existe porque hay personas que lucran con ella, porque hay mafias y comercio informal. Y existe, sí, es una realidad, pero no por ello es buena. La telebasura es igual que una droga y no es democrática como pretenden hacernos creer con ese tipo de falacias. No fue pedida ni elegida por la ciudadanía. La telebasura es una tiranía. Es la imposición de las empresas televisivas mercantilistas que producen basura sin importarles el daño social que causan en la población.
Y aquí nos suelta otra falacia la señorita Pinto: "La empresas (sic.) y el Estado han comenzado a entender que es necesario producir programas que sean entretenidos y educativos al mismo tiempo"... ¿Qué más podemos esperar de una heredera y admiradora de la basura que produce, por ejemplo, Magaly TV? Según esta señorita, Magaly Medina es una heroina y nunca debió ir a la cárcel porque su programa era educativo y entretenido al mismo tiempo.... y bajo esa misma línea, que Carlos Cacho es un héroe de la farándula, de la educación y del entretenimiento sano y constructivo que jamás debió ingresar a la cárcel.
Que alguien le informe a esta niña que estos personajes –junto con los actuales reyes de la telebasura que defiende– son los patrones del mal y que purgaron cárcel por hacer precisamente basura en la televisión a costa de sus víctimas... Magaly Medina fue sentenciada a 5 meses de prisión efectiva, fue encarcelada en el penal de Santa Mónica. Su productor Ney Guerrero también fue condenado a tres meses de prisión efectiva por el mismo caso: por haber difamado al futbolista Paolo Guerrero.
En lugar de soltar semejantes falacias, ¿por qué no nos dice qué hay de entretenido y educativo en un programa basura como Esto es guerra, al que defiende ardorosamente? –y si no estaba hablando de ese su programa favorito, ¿por qué no nos dice cuáles son esos programas a los que alude y que son un ejemplo de la “bondad” de las empresas y el Estado preocupados en la necesidad de producir programas entretenidos y educativos al mismo tiempo? Esperaremos atentamente sus argumentos, sus reflexiones, sus razones: tal vez haya algo de cierto en aquello que afirma y que no hayamos notado quienes rechazamos la telebasura.
A todo esto, los defensores de la telebasura dirán: si no te gusta el programa no lo veas. Cambia de canal, apaga el televisor. Elige. Claro que elegí. Hace nueve años apagué el televisor. Tomé esa sabia decisión y no me arrepiento: es la mejor que pude haber tomado en mucho tiempo. Entonces: ¿por qué tanta bulla contra la telebasura, si no la veo y no me afecta? Es simple: porque soy un ciudadano con derechos y deberes, porque soy docente y tengo un compromiso con la educación de mi país; porque tengo una obligación ética y cívica como cualquier ciudadano que tenga dos dedos de frente… y porque aspiro a formar parte de una sociedad más justa, más equitativa, más democrática, moderna y progresista.
La telebasura no tiene límites y por eso mi indignación. Llega a todos los rincones del Perú y causa daños irreversibles. En los hogares más humildes del país los televidentes no tienen nada que elegir porque no tienen cable, y porque solo les llega a casa dos o tres canales de señal abierta. Baste con citar un ejemplo: el distrito de Pullo, de la provincia de Parinacochas (Ayacucho). Una provincia de al menos 29 306 habitantes. Hay un promedio de 579 habitantes (campesinos, pastores, pequeños ganaderos). Hace diez años atrás no había televisión, no había luz eléctrica ni antenas de televisión, ni teléfonos celulares. Ahora ha llegado la “modernidad”, “el progreso” y con ello ha “mejorado la calidad de vida” (se supone).
Nada más falso que aquello. ¡Ha llegado la televisión basura! Estas personas sencillas, humildes, se ven obligadas a ver telebasura porque no tienen otras opciones que ver. A estos lugares remotos llegan precisamente los canales de Esto es guerra, Combate, El valor de la verdad, La paisana Jacinta, por citar algunos de ellos… No hay otros canales que ver. ¿Cómo podrían elegir?, ¿qué de bueno, divertido y educativo podrán encontrar en medio de tanta basura? Nada. Mejor dicho todo lo contrario: enajenación, exclusión, estupidización.
Dicho todo lo anterior, yo les repregunto a los defensores de la telebasura: ¿qué clase de futuro tiene un país en el que uno no puede ver un programa decente, educativo, constructivo, cultural?, ¿cuál será el siguiente programa basura que se hará en nombre del lucro, la audición, el gozo personal, la libertad de prensa?
En suma, la gran mayoría de los medios de comunicación, en lugar de ser una herramienta para informar, educar y formar una identidad y una sociedad crítica, son una plaga de intereses económicos; mientras la desigual, la viveza, la dejadez, el conformismo, la cultura de la “criollada”, el no respeto por las leyes y normas más elementales de convivencia reinan y van en aumentado. La televisión –lo reafirmo– es una tiranía; igual que la guillotina, sirve para cortar cabezas. Es contagiosa, adictiva, limitante… sin retorno. A fin de cuentas, solo sirve para seguir embruteciendo a la ciudadanía y para engordar las billeteras de los dueños del canal y del equipo de producción a costa de las víctimas y de los ciudadanos. Cumple, además de todo lo señalado, una función eminentemente POLÍTICA: distrae al pueblo, igual que el opio, alejándolo de los problemas que realmente importan (tales como las injusticias socioeconómicas, los problemas ambientales, el problema de la educación peruana, la crisis de valores, entre muchos otros).
Luis Alberto Medina Huamaní
San Juan de Miraflores, 23 de marzo de 2014.
LECTURAS RECOMENDADAS:
1. En Mi derecho a ver Esto es guerra
2. La telebasura en el Perú envenena a los niños
3. Las Falacias de la telebasura:
VIDEOS DE INTERÉS:
1. Marco Aurelio Denegri: La telebasura:
2. Marco Aurelio Denegri: ¿Por qué no se lee?