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Elegir a las autoridades en el Perú

Voto responsable y digno

Intentan imponernos sus reglas de juego; es decir, las reglas del juego del neoliberalismo más crudo y recalcitrante. Pero hay una luz de esperanza al final del túnel...

Luis Alberto Medina

Publicado: 2016-04-10

Elegir a las autoridades en el Perú es una gesta, y no siempre tiene un final feliz... sino casi siempre tragicómico. Desde hace décadas somos testigos de cómo se generan campañas sucias en contra de unos y silencios cómplices a favor de otros. Ahora, más que nunca, la democracia pende de un hilo demasiado débil: la mafia que nos ha gobernando durante  10 años ve pronto la posibilidad de retornar al poder, gracias a la amnesia colectiva o el desinterés de los ciudadanos por la política. 

Elegimos a un presidente de la república para que nos represente y ponga en marcha eso que llamamos Estado. Para que nos gobierne y hable por nosotros; para que use nuestros recursos y los administre. El problema es que durante estos casi 200 años hemos elegido mal: hemos elegido al mismo "partido político": la derecha. Esto se resumen a los grupos económicos y a las grandes empresas nacionales e internacionales. 

Son estos poderes fácticos quienes hacen y deshacen en el Perú. Son ellos los que propulsan las leyes que los favorecen. Los que colocan en el poder a quienes más les conviene y usan a los medios concentrados como el Grupo El Comercio (consorcio empresarial que es propietario de más del 80 % de medios de comunicación) que maneja la información vía Canal N, América Televisión, Radio Programas del Perú, El Comercio, Perú 21, Correo, El Trome, Gestión -por citar algunos ejemplos- a la medida de sus intereses.  

Son los periodistas de estos medios los encargados de que lo antinatural sea vista como natural. Son estos medios los que nos han repetido hasta hacernos creer que no hay otra salida que las privatizaciones. Que no hay más salida que la inversión privada. Nos lo dicen de muchas maneras: no toquemos a las empresas privadas, aunque los contratos estén viciados, aunque se estén llevando todos nuestros recursos a cambio de nada. Nos dicen que los dejemos "enriquecerse" a costa de todos nosotros. 

Son ellos los que propulsan las leyes que los favorecen y que atentan contra nuestros intereses soberanos. Para ello usan como títeres a los políticos de turno, cuyas campañas financian o apoyan directa o indirectamente. ¿Qué fue Alberto Fujimori, sino el más grande de los títeres de la derecha bruta y achorada? ¡Les entregó todo:

Entre 1990 y 2000 se ejecutaron 228 operaciones de venta, concesión o liquidación de empresas públicas, lo que generó un monto de US$ 9.221. Sin embargo, de esta cantidad solo ingresaron al Tesoro Público US$ 6,445. La diferencia de US$ 2.700 millones se destinó al pago de consultoras, bancos de inversión y a sanear las cuentas de las compañías privatizadas. El Estado pagó sus deudas antes de rematarlas (Rocío Maldonado, La República). 

Son ellos los creadores de la Ley Pulpín, que pretendía legalizar la explotación de la juventud por los grandes consorcios empresariales, sin el reconocimiento de sus derechos sociales y con la subvención del Estado de su seguro de salud. ¿Quiénes se iban a beneficiar con esta ley? Las empresas. Estas iban a dejar de pagarles a los jóvenes cientos de miles de soles en materia de beneficios sociales y ,como si fuese poco, iban a dejar de pagarle al Estado peruano miles de soles en materia de impuestos porque la ley les exonera de los tributos. ¿De qué manera nos beneficiaba a  los ciudadanos? De ninguna, porque más bien generaba pérdidas millonarias a las arcas del Estado. ¿Qué argumentos esgrimieron para tal absurdidad?  Que esta ley permitiría solucionar el problema de la informalidad laboral de los jóvenes y compensar la baja productividad de esta población. 

Las empresas mineras se llevan nuestros recursos. Incumplen sus obligaciones y el Estado peruano les perdona los impuestos. Perdemos millones de millones de dólares anuales por no recaudar esos impuestos. ¿De qué manera nos beneficia? De ninguna... Y nos dicen que está bien así. Que debemos aceptarlo y es ese nuestro único camino.  Tenemos monopolios que nos venden los servicios de telefonía e Internet más caro de la región... y está bien: no debemos cambiarlo, porque si no seremos un país chavista. Seremos una cuba en decadencia. 

Las AFP son una estafa creada a dedo. Cuatro empresas (que de los mismos dueños) recaudan anualmente el 10 % del sueldo de millones de ciudadanos que trabajamos. Así engordan sus cuentas con millones de millones de soles y -no contento con ello, nos cobran una comisión de 1.9 % de nuestro sueldo... por depositar nuestro dinero en sus cuentas. ¿Absurdo, no? Lo más lógico es que nos paguen intereses -como cualquier otro banco (porque es lo que son): los que aportamos hacemos que su patrimonio crezca con nuestro esfuerzo y, además de ello, les pagamos una comisión.  Ganan millones de soles anuales solo por concepto de comisiones. 

¿A quién beneficia únicamente esta barbaridad? A cuatro AFP. ¿Quién permitió esta barbaridad? Los gobiernos que elegimos... y nos dice que eso está bien. Que así debe ser.  Como si ello fuese poca cosa,  pretenden imponernos que la esperanza de vida de los ciudadanos sea tomada en cuenta hasta los  73 años y nos calculan nuestra pensión desde el momento en que nos jubilamos hasta ¡los 114 años!. ¿De qué manera nos beneficia a todos esa absurdidad?, ¿estamos de acuerdo con tamaña pendejada?

El gas de Camisea es poco más que una vergüenza. Le vendemos gas a las empresas mexicanas a un precio irrisorio  y aquí nosotros (por nuestro gas) pagamos 36 soles el balón: tenemos para nuestro consumo el gas más caro de Latinoamérica y les vendemos a los extranjeros el gas más barato del mundo.  ¿A quién le debemos semejante estupidez? A quien fuera Ministro de Economía y Primer Ministro: PPK. Ah... y mejor no se diga nada sobre ello, porque sino seremos tildados de proterrucos, antipatriotas, caviares, rojos, antiprogreso, etc. 

Nos han mentido durante décadas. Nos han dicho que no podemos renegociar nada, ningún contrato. Que no podemos tocar a la inversión privada porque los contratos son intocables. Aunque estos mismos contratos esté viciados y aunque las hayan propulsado los lobistas... y aunque a causa de ello estemos perdiendo millones de millones de dólares anuales. Ahora sabemos, con mayor claridad, de que todo es una farsa. Todo es un discurso de hegemonías políticas y económicas que solo pretende seguir adelante con los planes que tienen de saquear nuestros recursos a cambio de nada. 

Por último, durante diez años nos han hecho creer que Fujimori es el mejor presidente del Perú. Ahora sabemos que se trató no de un gobierno, ni de un partido político... sino de una mafia de rufianes que se apoderaron del Estado para corromperla, para prostituirla y saquearla. ¿Cuál fue su legado? Precisamente ahora lo estamos pagando: le entregó todo a las inversiones privadas y ya falta poco para que nos privaticen el agua que tomamos. 

Intentan imponernos sus reglas de juego; es decir, las reglas del juego del neoliberalismo más crudo y recalcitrante. Pero hay una luz de esperanza al final del túnel... y hay una candidata que nos habla de esperanza, de un país más equitativo y justo. Ahora depende de nosotros de qué estaremos hablando mañana y cómo seguiremos "creciendo" en el futuro. 

Hasta entonces.

San Juan de Miraflores, 10 de abril de 2016. 


Escrito por

Luis Alberto Medina

Fundador y director de la revista literaria El Azar Inmóvil, investigador, fotógrafo aficionado, bloger y docente.


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